No todas las cosas tienen fin

En realidad, nada se destruye en el mundo; pues, al observar que el fuego consume la madera y que la ebullición evapora el agua, cosas que nos parecen imposibles, veremos, sin embargo, que, aunque varíen la forma y la apariencia de los objetos no todas las cosas tienen fin pues la materia que los constituyen no se aniquila jamás porque el agua se convierte en vapor y la madera en cenizas.

Algunas cosas que se nos vienen a la mente tienen fin, como, por ejemplo, una llama que se apaga, una carrera, un juego de pelota. El fin de estas cosas podemos observarlo con nuestros propios ojos. Podemos recordar asimismo otro centenar de cosas que terminan para nosotros tales como una tempestad que termina por lo que a nosotros respecta, pero que puede haberse corrido hacia otra parte.

Podemos contemplar asimismo el paso de un buque en el mar y este hermoso espectáculo tiene fin para nosotros porque perdemos de vista a la nave; pero no para otros observadores que se encuentren más próximos a la nueva situación del buque.

Hay otras cosas que nosotros mismos podemos hacer que terminen o no pues se hallan bajo nuestro dominio como por ejemplo apagar la hornilla de la cocina, suspender la lectura de un libro o la escritura de una carta con solo querer hacerlo.

La materia no tiene fin

En lo que a la materia se refiere se puede afirmar que esta no se destruye, sino que se modifica. Se construyo un reloj que dicen tiene cuerda para diez mil años. Sin embargo, podemos estar seguros de que los materiales que lo componen se destruirán mucho antes de que transcurra tan largo tiempo.

Estos materiales, aunque dejen de ser un reloj, seguirán bajo otra forma que podemos llamar polvo. Los cambios que en la naturaleza se efectúan son a veces superiores a lo que nuestra inteligencia alcanza a comprender, y el ultimo cambio que conocemos, el sueño al cual llamamos muerte, es el mas extraño de todos. Pero, en ultimo caso, es un sueño, no es un fin.